El 14 de
junio de 2003 fallecía, a los 73 años, Emilio Barbón. Lavianés ejemplar,
protagonista de la lucha contra la dictadura, político modelo, socialista
comprometido y ciudadano de bien. Uno de los grandes lavianeses que había dado
el siglo XX en nuestro concejo.
De aquel
14 de junio se cumplen, precisamente, diez años. Diez años de radicales
cambios, diez años de evolución permanente. Diez años que, sin duda, han sido
trascendentales para la historia de nuestro país.
Para mí
esos diez años siempre van ligados a recuerdos personales. El primero, a la
propia figura de Emilio Barbón, al que siempre he considerado uno de los
grandes del socialismo asturiano. La historia del socialismo se construye de la
suma de cientos de miles de hombres y mujeres que van dejando su huella, su
impronta, en el PSOE. Pero es cierto que hay compañeros y compañeras que
brillan con luz propia, que marcan tendencia, que ejemplifican caminos. Emilio
fue uno de ellos. Lo conocí a través de otro de los grandes, Pablo García,
actual Presidente de la
FSA-PSOE, cuando era un militante recién llegado a las
Juventudes Socialistas. Emilio Barbón era ya, entonces, historia viva, leyenda.
De todos aquellos encuentros, de escuchar a Emilio, de su visión política de
las cosas, guardo gran recuerdo.
Pero hay
más. La muerte de Emilio coincide en el tiempo con mi entrada en el
Ayuntamiento de Laviana. El día de nuestra toma de posesión, coincide con el
fallecimiento de Emilio. Diez años, por tanto, en los que el recuerdo a Emilio
va ligado permanentemente a mi compromiso municipal.
La última
intervención pública que recuerdo de Emilio Barbón fue coincidiendo con los
cien años del socialismo lavianés, en octubre-noviembre de 2002. Como todas las
suyas, dejaba ver en ella una gran visión histórica del socialismo pero sobre
todo, era una intervención para el futuro, para lo que estaba por venir…
Hoy el
recuerdo a Emilio lo protagoniza su extensa familia, sus sobrinos, tíos y
primos. Sus amigos. Sus compañeros. Y como no, la Fundación que lleva su
nombre. Han pasado diez años pero la estela del recuerdo de Emilio llega hasta
hoy y se prolonga, con fuerza, hacia ese futuro con el que Emilio Barbón
siempre soñó.
*artículo publicado en La Cuenca del Nalón del mes de junio