2018 será un año decisivo en el
camino del cambio. Supondrá la conexión entre dos modelos políticos que, sin
convivir en el tiempo, comparten elementos comunes. Me refiero al proyecto
político que los socialistas estamos ejecutando desde el Gobierno de Asturias
-y cuyo inicio está en el año 2012- y el nuevo proyecto político que los
socialistas presentaremos y ejecutaremos a partir de 2019. Alguien lo resumiría
en la convivencia del viejo y el nuevo proyecto.
Hasta el 2019, el Gobierno de
Asturias debe cumplir con los compromisos adquiridos -y votados- por la
ciudadanía de Asturias. A partir de 2019, deberemos ejecutar el nuevo proyecto
político, un proyecto que nacerá a lo largo del 2018, cumpliendo con aquello
de, primero las ideas, luego las personas.
Mi trabajo, en el año 2018, al
frente de la Federación Socialista Asturiana como Secretario General, caminará en ese sentido:
fortalecer la organización, abrir las puertas a la incorporación de más
militantes, llevar el mensaje de nuestra organización a la sociedad y a la
calle y construir, con el esfuerzo de todos y todas, el nuevo proyecto político
para Asturias. Un proyecto ambicioso, nada conformista, centrado en los nuevos
problemas. Un proyecto claramente de izquierdas, que recoja las preocupaciones,
retos y sueños de la mayoría de asturianos y asturianas.
Y también, un proyecto abierto al
diálogo. No encerrarse en nosotros mismos, abrirnos, tener vocación de hablar y
acordar. Pero ese trabajo no puedo, ni quiero, hacerlo solo. Necesito del apoyo
e implicación de todos. Necesitamos una militancia socialista activada,
participativa, dinámica. Dispuesta a hacer, decir y decidir. Dispuesta a
construir el cambio. Y necesitamos sumar más hombres y mujeres, necesitamos que
más ciudadanos se sumen a este proyecto de cambio, lo haga suyo, influya en él
y lo acerque a la calle.
Quiero que la FSA-PSOE, la
Federación Socialista Asturiana, vuelva a ser el partido de Asturias. Y para
todo eso, para no frustrar el deseo de cambio, el año 2018 será el año
decisivo. Pongámonos a ello…
*Artículo publicado en La Cuenca del Nalón