3.10.18

Luisa, ministra



Hablar de María Luisa Carcedo Roces, es hablar del socialismo asturiano. Nacida en una familia socialista, allá por 1953, en Ríocerezal, parroquia de Santa Bárbara. Por tanto, en un concejo minero, el de San Martín del Rey Aurelio, en el que le tocó conocer muy cerca la lucha antifranquista y el compromiso social de los hombres y mujeres ligados a la mina.
Con el esfuerzo de sus padres, se licencia en Medicina, a la vez que con el ejemplo de sus padres adquiere una enorme conciencia social y se afilia al PSOE en su juventud, en los inicios de los años 70.

Con la llegada de la Democracia y, sobre todo, con el inicio de la autonomía asturiana, Luisa Carcedo irá adquiriendo un prestigio profesional, por su capacidad de trabajo, que pronto hará que la FSA se fije en ella para irle pidiendo responsabilidades a nivel político. Y es que, Luisa, en política, lo ha sido todo: directora general de salud pública, consejera, diputada autonómica, diputada nacional, senadora, miembro del Gobierno de España… por no hablar de su trabajo en el partido, formando parte de las ejecutivas de la FSA y ahora, del PSOE. Si algo la define es su capacidad de trabajo -echa las horas que sean necesarias y alguna más-, es rigurosa y sensata. Su mano está presente en los documentos políticos más importantes de la FSA en las últimas décadas.

Pero Luisa es, además, buena amiga y compañera. La conocí en 1996, cuando me afilié a las Juventudes Socialistas. Fue en el acto de la Camperona, de la mano de nuestro Presidente de Honor Pablo García. Desde entonces, he mantenido con ella amistad y, sobre todo, a medida que me ha tocado asumir nuevas responsabilidades, siempre sentí su apoyo y cariño. Y su disposición a ayudar. En la FSA, la consideramos un ejemplo de militante comprometida, que siente un profundo amor por nuestra historia y que ha apostado por la entrada de los y las jóvenes en política. No en vano Luisa es la madre política de Adriana Lastra.

Pero hablar de Luisa es, además, hablar de convicciones. Nos lo ha demostrado no hace mucho cuando, por defender lo que ella creía correcto, lo sacrificó todo. Fue apoyo de Pedro Sánchez hasta su caída y fue su apoyo, nuevamente, en aquellas primarias que lo llevarían de nuevo a la secretaría general del PSOE, preludio de su llegada a La Moncloa. En Asturias lo sabemos bien, cuando participó en todos los actos necesarios para llevar el mensaje del cambio.

Por eso, nos alegramos por ella. Estamos muy contentos, sus compañeros y compañeras de la Federación Socialista Asturiana, de su nombramiento. Estoy seguro que continuará la senda iniciada por una gran ministra, como ha sido Carmen Montón, recuperando la sanidad pública y poniéndola al servicio de los ciudadanos y ciudadanas.

Hablar de Luisa es hablar, también, de compromiso. Da igual la responsabilidad que ocupe. Ella siempre ha estado a disposición de cualquier persona, de cualquier Agrupación, para llevar el mensaje del socialismo democrático, a todas partes. Todavía en agosto fue a Laviana, en plenas fiestas del Descenso Folklórico, para explicar el proyecto del gobierno de lucha contra la pobreza infantil, otra de sus grandes preocupaciones.

Hablar de Luisa es hablar de nosotros y nosotras, socialistas de Asturias. Por eso estamos orgullosos de su nombramiento. Un orgullo compartido con su familia y un orgullo que, si pudieran verlo, hoy sentirían sus padres, de los que ella aprendió el significado de conciencia social y compromiso.


*Artículo publicado en El Comercio

2.2.18

Hablar de los problemas (reales) de la gente



Una de las cosas que me han enseñado los últimos meses -desde que asumí la Secretaría General de la FSA-PSOE- es que, en un mismo espacio físico y temporal, conviven realidades muy diversas. Y una es la diferencia que existe en el debate político, con dos planos diferenciados e, incluso, contradictorios. Por un lado, el debate de los problemas que lo son si hacemos caso a las posiciones políticas, mediáticas o empresariales y, por otro, los problemas reales, los que realmente viven así los ciudadanos y ciudadanas.

Aunque era consciente de la divergencia, nunca fui consciente -al menos hasta ahora- de la abismal realidad que los separa. Es decir, a veces uno sigue el debate político y parece que los problemas son unos concretos, que se repiten como un mantra y que se considera “suponen un importante drama”. Y luego resulta que, si uno va a la realidad, al debate que existe en la sociedad, se da cuenta que ese problema no se ve así, al menos no en el nivel que algunos nos lo quieren plantear.

Esto, a nivel municipal, es difícil que exista y lo digo por propia experiencia. Se suele dar una coincidencia entre los debates. No hay esa posibilidad de construir una realidad paralela, porque la realidad está tan cerca, es tan próxima, que es imposible negarla. Pero a nivel autonómico -y no digamos ya a nivel nacional-, puede darse ese segundo prisma: una distancia clara entre los problemas que existen en el debate político “oficial” y los problemas reales de la gente.

Y ahí está, precisamente, una de las claves que explican la separación entre ciudadanos y política. A veces, la política “oficial” habla de problemas que lo son en su mente, no en la ciudadanía. Y ante eso, la ciudadanía deja de sentirse representados, entiende que la Política se aleja de la gente y, por tanto, deja de ser útil a sus vidas… ¿a qué nos suena?

Pues bien. Uno de los objetivos que nos hemos marcado desde la nueva dirección política de la FSA-PSOE es, precisamente, eso: hablar siempre, analizar, debatir, y dar respuesta, a los problemas reales de la gente, los problemas que sienten como propios la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas de Asturias. Son sus problemas y, por tanto, también los nuestros.

5.1.18

2018, el año decisivo

2018 será un año decisivo en el camino del cambio. Supondrá la conexión entre dos modelos políticos que, sin convivir en el tiempo, comparten elementos comunes. Me refiero al proyecto político que los socialistas estamos ejecutando desde el Gobierno de Asturias -y cuyo inicio está en el año 2012- y el nuevo proyecto político que los socialistas presentaremos y ejecutaremos a partir de 2019. Alguien lo resumiría en la convivencia del viejo y el nuevo proyecto.

Hasta el 2019, el Gobierno de Asturias debe cumplir con los compromisos adquiridos -y votados- por la ciudadanía de Asturias. A partir de 2019, deberemos ejecutar el nuevo proyecto político, un proyecto que nacerá a lo largo del 2018, cumpliendo con aquello de, primero las ideas, luego las personas.

Mi trabajo, en el año 2018, al frente de la Federación Socialista Asturiana como Secretario General, caminará en ese sentido: fortalecer la organización, abrir las puertas a la incorporación de más militantes, llevar el mensaje de nuestra organización a la sociedad y a la calle y construir, con el esfuerzo de todos y todas, el nuevo proyecto político para Asturias. Un proyecto ambicioso, nada conformista, centrado en los nuevos problemas. Un proyecto claramente de izquierdas, que recoja las preocupaciones, retos y sueños de la mayoría de asturianos y asturianas.

Y también, un proyecto abierto al diálogo. No encerrarse en nosotros mismos, abrirnos, tener vocación de hablar y acordar. Pero ese trabajo no puedo, ni quiero, hacerlo solo. Necesito del apoyo e implicación de todos. Necesitamos una militancia socialista activada, participativa, dinámica. Dispuesta a hacer, decir y decidir. Dispuesta a construir el cambio. Y necesitamos sumar más hombres y mujeres, necesitamos que más ciudadanos se sumen a este proyecto de cambio, lo haga suyo, influya en él y lo acerque a la calle.


Quiero que la FSA-PSOE, la Federación Socialista Asturiana, vuelva a ser el partido de Asturias. Y para todo eso, para no frustrar el deseo de cambio, el año 2018 será el año decisivo. Pongámonos a ello…

*Artículo publicado en La Cuenca del Nalón