
Muchas veces se habla del debate político sin hacer claras referencias a las diferencias ideológicas que existen entre unos y otros. No es lo mismo, desde luego, ser de Izquierdas que de Derechas. No es lo mismo tener una mentalidad conservadora que progresista. No es lo mismo considerarse nacionalista que transnacionalista o internacionalista. Nada de eso es lo mismo...
Nunca nadie podrá decir de mí que he faltado a quién tiene una ideología distinta a la mía. Siempre he pretendido tender puentes, dialogar, hablar y exponer mi pensamiento, pero respetando al que no cree como yo. Ahora bien, estoy muy orgulloso de ser lo que soy y formar parte de nuestra familia, la socialista, que tanto bien ha hecho a este país.
Me siento orgulloso de ser discípulo de una gran lista de hombres y mujeres, muchos de ellos anónimos, que dieron su vida por la Libertad. Desde Pablo Iglesias, pasando por Julián Besteiro, Prieto, Largo Caballero, de los Ríos, Felipe González o Alfonso Guerra. De los más cercanos Rafael Fernández, Pura Tomás o José Barreiro. Y ya en Laviana seguidor de hombres y mujeres como Pablo García o Emilio Barbón, o los más sencillos Pepín Canzana, Vitorón, Rosal, Aída o Maricusa. Una gran lista de hombres y mujeres que han hecho de la lucha por la Libertad su vida.
Por eso no voy a consentir que nadie, desde el más vil anonimato, pretenda atacar nuestra historia, nuestro presente y nuestro futuro. Exijo, a todos, el mismo respeto que yo tengo hacia los que piensan de forma diferente a la mía.
Tengo claro que respetaré al que no piensa como yo, siempre que éste actúe de la misma forma. Los únicos que tendrán mi repulsa serán los intolerantes, los incapaces de debatir y de dialogar. Los que pretenden hacer del insulto y del ataque personal un argumento para el debate.
Esos, sólo esos, tendrán mi desprecio. Y los demás, por contra, tendrán siempre en mí una persona dispuesta al sano debate. Porque como se suele decir sólo hablando se entiende la gente...