13.8.12

se dice, se comenta, se habla...

Que la imagen de la Política -por culpa de los que somos políticos- es negativa, no es algo nuevo. Ya hace tiempo que vivimos bajo esa mancha que nos convierte, al conjunto de los que hacemos Política, en una especie de peligrosos sociales. En vez de distinguir entre lo bueno y lo malo, nos quedamos con el mensaje fácil: todos malos. Y condena general para todos.

Me obsesiona ese mensaje. Me obsesiona porque el discurso de la antipolítica -hace unos años era el discurso de lo apolítico- deteriora la Democracia, la hace débil. Si se me permite el excurso, el discurso de la antipolítica es la antesala del fascismo -o lo que es lo mismo, de la destrucción de la Democracia-.

El calumnia que algo queda se ha convertido, también, en referencia fundamental del debate político. Da igual que yo ponga mi última nómina encima de la mesa de 2.046,05 euros -no tengo ningún problema en facilitar copia de la misma a quién la quiera-, que los amantes de la rumorología se empeñan en decir ¡que cobro 5.000 euros! Da igual que enseñe mis cuentas bancarias sin ningún problema o que demuestre que vivo de alquiler y carezco de patrimonio, que los sabios de turno garantizan -juran y perjuran- que tengo, no una vivienda, ni dos, ¡sino tres! (¿para qué querré tantas, teniendo en cuenta que vivo yo sólo). Simples ejemplos que demuestran como el debate político carece de rigor, de sentido. Simples ejemplos que debieran enrojecer a quién contribuye a la calumnia.

De todas formas, la lucha no es en vano. Estoy convencido de que se puede -y se debe- devolver la credibilidad a la Política. Es necesario aunque sólo sea para garantizar la salud de la Democracia. Para garantizar el futuro de nuestra tierra.

Y mientras trabajamos en eso, en asegurar la Democracia, iniciamos las fiestas en honor de Nuestra Señora del Otero. Mañana, como desde hace muchos años, la Virgen del Otero descenderá desde su santuario hasta Pola de Laviana. Por cierto, la acogerá una Iglesia completamente restaurada en su interior, tras un trabajo que es digno de todos los elogios -y entre ellos, a Víctor Cedrón, el párroco de Pola e impulsor de la iniciativa-. Y quiero destacar que, por vez primera en muchos, muchos años, las fiestas serán organizadas por quién tiene que hacerlo: vecinos agrupados en una asociación. La anomalía de que el Ayuntamiento fuera quién organizara las fiestas de Pola de Laviana tenía que terminar y lo ha hecho este año. Pola de Laviana, con sus más de 9.000 habitantes, tiene entidad más que suficiente para que sus fiestas patronales nazcan del esfuerzo ciudadano. Los ayuntamientos, las instituciones, no están para organizar fiestas. Están para otras cosas muy distintas.

Así pues, felices fiestas a todos y todas. A los que vivís en Laviana. A los que vivís Laviana. A los que os reencontráis con vuestra familia y amigos. A los que regresáis a la tierra desde el exilio por todas las tierras.

2.8.12

recortar no es solucionar

El otro día leí una pintada en un muro de una de nuestras carreteras que decía así: “recortar no es solucionar”. Y lo cierto es que me encantó la afirmación, me pareció clarividente. Tanto, que le dedico a esta frase de una pintada anónima estas líneas.

Si tuviera oportunidad de hablar un minuto con el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, lo aprovecharía para resumir mi conversación con estas cuatro palabras. No hay mejor filosofía para resumir lo que estamos viviendo.

Mariano Rajoy se presentó a las elecciones con un programa que no es que se esté incumpliendo, sino que le está dando vuelta como un calcetín. Muchos dijimos entonces que dudábamos de la verdad de ese programa. Pero ahora su programa -o el que dice le imponen- se ha transformado en una auténtica orgía del recorte que parece no tener fin. Y lo peor de todo, que no produce resultado positivo alguno.

 La tan famosa -y maldita- prima de riesgo, pariente que nunca hubiésemos querido conocer, sigue desbocada y los recortes en vez de calmarla la hacen pedir más y más sangre. Recortar no es solucionar. Los recortes no son la solución. Si esto lo veo yo que soy alcalde -muy orgulloso de serlo, por cierto-, ¿por qué no lo ve el Gobierno de España?

Recortes en sanidad, educación, en el plan del carbón -incumplimiento de lo firmado y negación del diálogo con los representantes de los trabajadores mineros-, recortes a los parados, recortes a la creación de empleo, recortes a los funcionarios, a nuestros mayores… Recortes y más recortes. Y nada, ¡la prima sigue atacada!

Yo sólo sé que todos estos recortes han generado, en Laviana, más pobreza. Por lo pronto, por falta de subvenciones nuestro ayuntamiento ha tenido que enviar al paro a trabajadores excepcionales. Y también por esta obsesiva vía del recorte, este año los ayuntamientos no hemos podido convocar planes de empleo para paliar la situación de decenas de familias.

Recortar no es solucionar. Lo estamos viendo… ¿Y si probamos otras recetas? ¿Qué tal el modelo Obama o el modelo Hollande sin ir más lejos?
Ahí lo dejo…

artículo publicado en La Cuenca del Nalón del mes de agosto.