Cuando sucedió venía de Oviedo, de compartir mesa con buenos amigos de los tiempos de la Facultad. Cuando me llamaron para darme la noticia me quedé de piedra: 50 muertos, pronto 100, 140, hasta llegar a los -parece- 153...
Pensé en la soledad de las víctimas en sus últimos momentos. En el miedo de los últimos instantes. En el terrible sufrimiento de sus familias y amigos. Unos, en Barajas, los habían despedido con un abrazo y un beso, con un "hasta pronto". Otros, en Canarias, esperando a los que ya nunca llegarían. Ese dolor, el de la espera, reproduce lo que yo llamo el dolor del dolor. El terrible dolor de la incertidumbre.
En momentos así todos pensamos en nuestros seres queridos. Yo también lo hice. Pensé en aquellas personas que más quieres, que hace poco que viajaron en avión y en la enorme tristeza que sería afrontar la vida sin ellos. Como ahora les tocará hacer a tantas y tantas personas de este país. Familias enteras rotas, desaparecidas. Niños sin padres o padres sin niños. Abuelas que esperan a sus nietos sin darse cuenta que nunca aterrizarán. Novios y novias, que desean compartir unos abrazos y que ya nunca los volverán a sentir, más que en sus pesadillas...
Cuando suceden hechos así pienso en la brevedad de la vida. En que todo pasa y termina cuando menos te lo esperas. Piensas en las cosas que te amargan, en las discusiones con las personas que quieres con toda tu alma o en no aprovechar más el tiempo con tu familia y tus amigos de verdad. Pienso que sinceramente hay que vivir con más intensidad los momentos que sí merecen la pena y despreciar a todo aquello -y aquellos- que no te aporta nada bueno en tu vida.
Sé que durante mucho tiempo, cuando me toque subirme a un avión, recordaré el dolor de los que estuvieron y ya no están y de todos aquellos que se sienten hoy un poco más solos al saber que les faltan sus seres queridos, de los que se despidieron con una sonrisa y con un "hasta pronto" y que por obra y gracia de este terrible accidente se ha transformado en un "hasta siempre".
Descansen en paz.