Javier Fernández, Secretario General de la FSA-PSOE desde noviembre del 2000 ha anunciado su intención de volver a presentarse a dicha responsabilidad.
Era algo esperado y, al mismo tiempo, deseado.
Para mí, hablar de Javier, es hablar también de una intensa etapa de mi vida. Es hablar de hechos que he vivido de una forma más o menos directa. Tiene mucho de emotivo.
En el año 2000, cuando anunció su interés en presentarse a la Secretaría General, tuve la suerte de participar en su Comité de apoyo. Un comité que presidía -y esto también es un honor para el propio Javier- Pablo García, nuestro histórico socialista, maestro y referente personal de muchos socialistas, entre los que me cuento.
Aquel Congreso, que Javier ganó, supuso el inicio de una nueva etapa en el seno del Socialismo asturiano. Un Partido como el nuestro, si quería aspirar a construir una nueva sociedad tenía, lo primero de todo, que quererse así mismo. Había que sanar las heridas. Había que aprender a convivir los unos con los otros. Había que dejar de lado ciertas cosas para centrarnos en lo realmente importante: conocer y sentir los problemas de los asturianos y darles respuestas.
Poco a poco, con discrección, el Partido, la FSA-PSOE se ha ido adaptando a los nuevos tiempos, sin renunciar, claro está, a nuestra historia y nuestra tradición. También en eso se nota la mano de Javier, sabiendo combinar los nuevos retos con el respeto a lo nuestro. Con el respeto a aquello que hace de la FSA-PSOE un partido con historia y con futuro.
En Democracia, los partidos tienen que aspirar a gobernar, pues sólo desde los gobiernos se cambian realmente las sociedades. La FSA-PSOE, en esta etapa de Javier Fernández, se ha convertido en un partido ganador: no hay más que ver los últimos resultados de las elecciones generales.
Hoy, además, la FSA-PSOE es una organización de vanguardia. Comunica más y lo hace mejor. Utiliza las nuevas tecnologías de una forma inteligente y ha incrementado su nivel de militancia, de forma que la FSA, pese a ser una federación de poco más de un millón de habitantes, tiene su peso específico en Madrid.
Me alegro por la decisión de Javier.
Como hice en el 2000 y en el 2004, votaré su candidatura a la Secretaría General. Lo hago convencido porque creo que, en estos momentos, no tenemos mejor referente político que represente nuestras esencias y nuestra ambición de futuro. Así debemos ser los socialistas asturianos: siempre al servicio de Asturias, ofreciendo lo mejor de nosotros mismos.