Gustavo

Aún no me puedo creer la noticia que, mediante mensaje, me dio Ana. Gustavo, el marido de Maricusa, ha muerto en la mañana de hoy. Sabía que no andaba bien últimamente pero lo que no me esperaba jamás era un final así y tan pronto. He tenido ya tiempo para estar con su familia y para abrazar a Cusa y a Ernesto, para sentir con ellos el dolor por la pérdida de Gustavo.

Quién conociera a Gustavo se dará cuenta que era el alter ego ideal de Maricusa. Era su otro yo complementario. Persona de carácter, de un grandísimo sentido del humor. Irónico, de fina inteligencia, era un luchador del mundo que había estado en Sudamérica y que sentía, como propios, los movimientos liberadores de América Latina. Admirador de los hombres y mujeres que por sus ideas se habían entregado a los demás, él fue uno de ellos. Y sobre todo, persona valiente, que nunca se arrugaba, que a pesar de todos los problemas de salud que había pasado nunca, nunca jamás, se había rendido.

Hace unos días le envié un último regalo: un libro sobre el Che Guevara, al que Gustavo tanto admiraba. Y hoy, poco tiempo después, tengo que escribir estas líneas llenas de sorpresa y sobre todo, de cariño para Gustavo. Ha sido un ejemplo de luchador, un ejemplo de buen socialista. Su recuerdo seguirá vivo en la persona de Ernesto, su hijo. Sé que la lucha de su vida tendrá continuidad en la lucha de los suyos. Descansa en paz querido Gustavo.