
Ayer se reunían dos delegaciones en la sede de UGT. Una, la encabezada por el ministro Caldera y por Pepe Blanco, del PSOE y otra, encabezada por Cándido Méndez, de la UGT. El objetivo: hablar del programa electoral con el que los socialistas nos presentaremos a las próximas elecciones. No sólo para hablar, sino sobre todo para tomar buena nota de las reflexiones del sindicato socialista sobre la marcha de la economía y las reivindicaciones de los trabajadores. Junto a esta reunión surgió en los medios una noticia: la UGT pedía incluir en la candidatura socialista a un representante para defender los postulados ugetistas dentro del grupo parlamentario socialista. Y daban un nombre: el veterano Manuel de la Rocha, que actualmente desarrolla su labor en el Consejo Económico y Social. No es que no haya ugetistas actualmente en las listas o en los cargos públicos socialistas. Los hay y muchos. Pero esta vez sería un nombre dado por la propia UGT, propuesto por ellos, para ser diputado.
A mí, sinceramente, la idea me gusta. La UGT y el PSOE compartimos padre y filosofía política. Ambos nacimos de la mano de Pablo Iglesias. Muchos de los militantes socialistas, por no decir la inmensa mayoría, militamos al mismo tiempo en la UGT. Somos, en fin, organizaciones distintas, pero no distantes y en la larga noche del franquismo ugetistas y socialistas estuvieron juntos en todo momento, fundamentalmente en los malos.
Siempre he creído -y así lo defiendo- que las relaciones entre la UGT y el PSOE deben ser relaciones de hermanos. Somos partes de una misma familia y compartimos un mismo proyecto: el socialista. No es que el PSOE deba descartar mantener buenas relaciones con otros sindicatos pero con la UGT siempre deben intentar ser fluidas y cercanas. Y de colaboración mútua.
Si esta simbólica inclusión sirviera para reforzar lo mucho que nos une, bienvenida sea. Creo que podría ser útil para zanjar definitivamente algo que ya pasó: la ruptura de 1988.
En fin, me reafirmo en lo que pienso y en lo que defiendo: UGT y PSOE, PSOE y UGT son distintas organizaciones, sí, pero nunca distantes, porque ambos somos necesarios -diría imprescindibles- para seguir haciendo de España un mejor lugar para vivir.