Desde siempre me ha gustado observar todo lo que nos redea, tanto el paisaje como el paisanaje. Y en torno a cada uno de nosotros -el paisanaje- giran roles, actitudes, comportamientos. Cada uno tiene su modo de ser y de actuar. Son, sin más, las actitudes de cada uno ante la vida.
Hoy quería empezar hablando de un tipo de personas a los que desprecio profundamente. No odio -porque nunca he odiado- pero sí desprecio total y absolutamente. Son los envidiosos. Personas que, cegados por ese mal deseo de la envidia, se carcomen cada vez que ven a otra persona mejorar. Son hombres y mujeres que, en vez de disfrutar de lo que tienen, prefieren odiar al resto por lo que no tienen... De esta gente siempre digo que, aunque los desprecio, en el fondo me dan muchísima pena. Nunca vivirán la vida. Siempre la vivirán con amargura a expensas de lo que le vaya bien o mal a otras personas...
Es una de las cosas que con más orgullo llevo. Por suerte o quizás por mi forma de ser o de pensar, nunca he envidiado nada. Nunca. Puedes desear tener esto o lo otro. Pero nunca me ha preocupado lo más mínimo lo que tengan los demás. Cuando lo tienen mis amigos o gente a la que quiero, me alegro profundamente por ellos. Cuando es gente con la que no tengo mayor relación, simplemente la valoro como lo que es: una mejora propia para ellos.
Y no sé porque, por desgracia, a lo largo de mi corta existencia, he conocido a gente envidiosa que, como digo, en vez de disfrutar lo que tiene odia a los que tienen otras cosas que ellos no. Los he conocido. Y en cuanto los he detectado los he apartado de forma radical de mi vida. Porque son personas que te impiden avanzar y que siempre, a la larga, demuestran no tener principios.
Pero en los últimos días veo que esto que digo le pasa a otra gente a la que aprecio y a la conozco. Personas que están siendo objeto de múltiples críticas sólo por eso: porque les tienen envidia. Yo a estas personas les daría siempre un consejo que me aplico: no te dejes vencer. Que no te hagan daño. Porque lo más importante es saber quién tiene derecho a hacernos daño y quién no. Y no te lamentes por haber tomado esta u otra decisión sobre tu vida. No te lamentes. Porque da igual la decisión que hubieras tomado. Da igual. La envidia les corroe y siempre te tratarían de hacer daño. Para los envidiosos sólo hay una solución al problema: dejar de existir. Y evidentemente eso si que no debemos estar dispuestos a hacerlo...
¡Ah! Por si alguien lo duda. Los envidiosos son, además, elementos ajenos al Socialismo democrático. Aquellos a los que les carcome por dentro la envidia malamente podrán entregarse a la construcción de un mundo más justo. Es así de sencillo.
5 comentarios:
la gente asi, bastante penitencia tien con el pecao, porque vivir la vida mirando la de los demas con envidia, ye sobrevivir no vivir, yo pa est@s aplico lo de no hay mayor despreciu que no dar apreciu
el tiempo pone a todo el mundo en su lugar. un dicho que estoy segur@ de que se cumple y que se aplica, teniendo en cuenta el caso que nos ocupa, en todas aquellas personas incapaces de darse cuenta de lo que tienen, que es mucho, y desear, ansiar, anhelar tan desesperadamente lo que tienen otros. cuando uno piensa en lo que no tiene no se da cuenta de lo que tiene.
p.d. el hecho de saber cómo son los demás te da ventaja para ganarles terreno en todo momento. aprovéchalo.
Vaya osties, tas sembrau eh? jajajaj
Seguro que si alguien te ha hecho daño alguna vez le has ignorado por completo para el resto de tu vida o, mejor aun, te has alegrado de sus éxitos.
Ah y seguro que tampoco has intentado "joder" a alguien sólo porque te molestaba, en vez de ayudarle o ignorarle en su éxito.
que la envidia es ajena al socialismo democrático ? me dejas perplejo. Quieres decir que no existen socialistas envidiosos ? Joder ¡¡¡ ya sabía que sois sectarios hasta mas no poder, pero de ahí decir semejantes sandeces....
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