tomando partido

Que las próximas elecciones generales se presentan en un clima de tensión excesivo, es algo que a ninguno de nosotros ya sorprende. Y es que si nos paramos a pensar un rato esta tensión es de lo más normal. Desde el 14 de marzo de 2004, la derecha, que no fue capaz de aceptar que había perdido las elecciones generales, se posicionó en una estrategia de confrontación permanente. Se transformaron, por obra y gracia del espíritu de Aznar, en el partido del NO por el NO, del todo va mal, de España se rompe, del se acaba con la familia y la tradición...

Esta campaña va a ser, sin duda, brutal. El PP, incapaz de asumir su derrota, se ha convertido en un partido cada vez más extremista, con un liderazgo de Rajoy muy débil y una presencia en espíritu de Aznar, representado en Acebes, Zaplana y la lideresa Aguirre.

Y dentro de esta campaña que preveo del todo vale, la jerarquía eclesiástica -no todos, pero sí muchos- han querido aportar su particular grano de arena para crear más tensión y más crispación. No nos olvidemos de la concentración por la defensa de la familia que se acabó convirtiendo en un mitin del PP.

Yo hoy quiero ser muy claro. Yo soy cristiano y nunca lo he negado. Al contrario, me siento orgulloso de serlo. Creo en Cristo y creo en lo que él representa para la humanidad. Ahora, lo que no creo ni puedo creer es que algunos hombres, por mucho que lleven sotana y solideo, se crean en posesión de la verdad absoluta. Puedo entender que los obispos pidan el voto para el PP. Puedo entender que digan que hay que votar al Partido que ponga fin a la existencia de matrimonios entre personas del mismo sexo o que acaben con la asignatura de educación para la ciudadanía. Curiosamente se olvidan -o eso parece- del aborto y del divorcio, temas estrella que tanto les gustaban debatir hace unos años y que hoy pasan desapercibidos. Quizás tenga algo que ver que el PP durante sus ocho años de gobierno no derogó ni el aborto ni el divorcio.

Ahora bien lo intolerable, lo que me parece de una bajeza moral tremenda, es que los obispos saquen a relucir el tema del terrorismo. ¿Acaso sufren de pérdida de memoria los obispos? ¿Se olvidan que todos los gobiernos, el de Suárez, Felipe o Aznar negociaron en su momento? ¿Acaso ya no recuerdan que la Iglesia en todas esas negociaciones participó de unas formas u otras?

La actitud de los hombres de negro que rodean a Rouco Varela se cataloga por sí sóla. Ahora bien, como han caído tan bajo utilizando el terrorismo para atacar a Zapatero, van a encontrarse cada vez más sólos. Ni la Iglesia de base, ni muchos sacerdotes ni religiosas, comparten lo que ellos dicen. Y es que por no compartir esta petición de voto, ni tan siquieran la defienden todos los obispos. ¿O nadie se da cuenta de que en la votación de este tema, un obispo lo hizo en contra y otro en blanco, sin contar con que cuatro obispos no fueron?

Es hora de tomar partido. Es hora de que la ciudadanía hable en Democracia. Yo creo en una Democracia avanzada, que defienda a las personas con independencia de su sexo, raza, religión u orientación sexual. Una sociedad que apueste por la Libertad y la Igualdad. Es hora de no dejarnos engañar y tener bien claro que los únicos que ofenden al mensaje de Cristo son aquellos que lo ponen al servicio del poder y de un partido. Pero en marzo, también estos, tendrán su respuesta.